Como no podía faltar la mosca en leche del paseo, me enfermé. Pero esta vez ha sido muy diferente: es la primera vez que me enfermo y me quedo completamente sola.
El martes estuve en una feria medieval preciosa en un pueblito muy al norte. Iba bien abrigada, pero seguro algo falló porque cuando llegué empecé a sentir molestias en la garganta. Al otro día me desperté y sentía la garganta seca y un poco áspera. Me fastidiaba cuando pasaba saliva. Pensé que quizás se me quitaba con una toma caliente y gargaras de agua tibia con sal. En la noche celebré el día de las velitas con mis amigas y procuré abrigarme bastante bien para el camino de vuelta a mi casa.
El jueves seguía con las molestias, pero esta vez la garganta me dolía mucho. Sin embargo, no me alarmé porque no tenía fiebre ni tenía las amigdalas abultadas. Lo que me pasaba era que cuando tragaba, sentía que me quemaba la parte de atrás de la garganta. Chupé unas pastillas que traje de Colombia, y eso me calmó un poco el malestar.
Justo ese día, los señores de la casa decidieron que se iban de viaje por el fin de semana a visitar a no se qué familiares de ellos. El caso fue que me quedé sola y por la tarde empezó el chiste.
Me empezó a doler todo el cuerpo, el cuello, los hombros, la garganta y me dio un poquitín de fiebre. Hasta aquí empecé a tomar dolex e ibuprofeno por si las moscas. Al otro día ya me levanté muy mal, así que me tocó reunir valor, abrigarme bien e ir al médico temprano en la mañana (las urgencias empiezan a partir de las 8am... antes, ni se le ocurra enfermarse de gravedad) el médico me dijo que era una faringitis con amigdalitis leve. Me mando penicilina en pastillas e ibuprofeno y dolex (aquí le dicen paracetamol) para la fiebre. El dolor era tanto que hasta le pedí una inyección de penicilina al doctor, quien me dijo que eso era para casos de amigdalitis grave, que yo con la pastilla debía estar bien para el domingo.
Más tarde, después de una noche sin dormir y con todo el cuerpo temblando, fui a la farmacia a comprar los medicamentos, luego al supermercado por miel y luego para la casa. Desde entonces estoy en cuarentena, pasando la maluquera.
Han sido dos días relativamente desagradables porque todo me lo he tenido que hacer yo sola: prepararme las comidas, poner alarmas para despertar y tomar los medicamentos etc. Mi familia me ha hecho una falta enorme porque en mi casa, cuando me enfermaba, siempre había alguien para cuidarme. Aquí me he dado cuenta lo solita que estoy, y no es nada agradable la sensación (menos aún cuando por mi mente pasaban imágenes de una enfermedad mortal en medio de la noche y yo pensaba... ¿qué haría en un caso así?).
Aunque he hablado con mi mamá todos los días, todo el día, por skype, esto de ser yo a quien le toca ser responsable de si misma ha sido muy duro. Yo sé que es parte de la experiencia y que tarde o temprano iba a pasar, y aunque hasta el momento lo he hecho bien (tuve fiebre fuerte con delirios, pero igual me tomé los medicamentos, me preparé las comidas y hasta me obligué a estudiar para mantenerme concentrada en algo más que en la enfermedad) estos días me han dado mucho tiempo para pensar y valorar muchas cosas que tenía y que quizás, en su momento, no estimé como debía.
Mi familia me hace muchísima falta, pero me di cuenta que yo soy fuerte, o por lo menos cuando la situación lo requiere, me dejo de payasadas y actúo, así la tristeza me esté comiendo por dentro. Aunque he tenido muchas ganas de llorar, he sabido aguantarme y he sacado ánimos de donde no los tengo para seguir adelante. No me puedo quedar en el camino por un simple malestar (si recuerdan, en algún post comenté que cuando me enfermo me vuelvo la persona más inutil del planeta) y pues, creo que voy haciéndolo bien porque esta mañana ya me encontraba un poco mejor, la garganta me duele mucho menos que ayer, a pesar que la fiebre me sube y me baja y ahora estoy con todos los síntomas de un resfriado común (que por lo menos es terreno conocido) .
Estos días me han hecho caer en cuenta que yo no sirvo para estar sola. Pero también me di cuenta que no me gusta estar rodeada de gente con quienes simplemente no he me hallo. Me di cuenta que soy muy selecta al elegir a mis amistades y a quienes me acompañan y aunque esto, en muchas ocasiones, me lleva a estar sola porque no soy capaz de abrirme con todo el mundo, sé que los pocos a quienes aprecio y estimo tienen su lugar en mi corazón y son quienes me dan fuerza para seguir.
También estos día me han hecho pensar que tengo ciertas personas en mi vida que en vez de ser un aliciente se han vuelto una carga. Con las cosas que he vivido aquí, me he dado cuenta que yo no necesito depender de nadie más que de mi misma, y que ya lo estoy haciendo. Estos días me han dado la claridad que necesitaba y, por lo menos, la chispita que necesito para empezar a sacar esas personas de mi vida.
Otro pensamiento que he tenido mucho en estos días es sobre las familias y los seres queridos. El por qué lo cuento en otro post, porque de este sólo quiero dejar el registro para cuando algún otro día esté pasándola mal, acordarme que alguna vez fui capaz y que todo, eventualmente, acaba.
Y sobre mi estado de salud, pues sigue mejorando, aunque la fiebre me tiene atontada a ratos. Supongo que es normal en estos días fríos de invierno (y más con la calefacción prendida una hora por la mañana y una por la tarde!!!....la crisis!).
Mucho ánimo guapa!
ResponderBorraral principio es duro, y bueno, aunque no estoy sola y tengo a mi mamá para que me mime (a mis 19 añazos que verguenza xD) creo que es cuestión de tiempo el que te adaptes.
Un besazo y recuperate pronto!
nos leemos :)
Como sigues Kate????
ResponderBorrarHola Riko, muchas gracias por tus buenos deseos. Nahh que rico que tengas a tu mamá, yo que no daría por tener la mía... a mis 25 años jejeje!
ResponderBorrarColombiana... pues la garganta mejor, ahora tengo una gripa bastante fuerte que me tiene medio atontada... pero bueno, ahí voy aguantando.
Gracias por sus comentarios chicas!