Feliz año nuevo para todos!
Y regreso un poco tarde al blog porque desde que llegué de Berlín me ha tocado meter la cabeza en los libros porque tengo mucho trabajo para entregar y tengo exámenes las dos próximas semanas.
Pero aprovecho unos minutos de "descanso" para registrar, mientras esté fresco en mi cabeza (sí, como si lo fuera a olvidar) los detalles de mi viaje.
El jueves me despedí de mi familia, de la gente de aquí de la casa y me fui al aeropuerto. Yo tiendo a ser muy precavida y por eso llegué con casi una hora de anticipación (y me llevé material de estudio para ir adelantando.... tal y como fue, regresó) pero el aeropuerto estaba casi vacío y me entretuve viendo a la gente abordar los otros aviones y esperando mi llamada.
Lo primero que tengo que señalar es que, a diferencia de Colombia donde te revisan hasta el alma, aquí los controles son más bien básicos. Simplemente puse todo lo de metal en una canasta, me hicieron quitar las botas y pasé el detector de metales. Prueba superada, ponte las botas y recoge tu maleta.
Aquí no hay inmigración ni nada eso (por lo cual, tampoco hubo sello de salida o entrada a ningún país... y yo que quería más sellos en mi pasaporte!) entonces la llegada al avión fue lo más tranquilo que he vivido.
Una vez en el avión, tengo que reconocerlo, me dio un poquitín de susto porque ya todo era en alemán (ya luego me di cuenta que también hablaban inglés) y lo mejor del caso es que no entendía nada de lo que decían. Sin embargo, supuse que era lo mismo de siempre: abróchese los cinturones, no fume, lo de las máscaras de oxígeno... entonces me relajé, puse mi música y despegamos.
Barcelona se ve preciosa cuando uno está en el aire. Como me fui de noche, no es mucho lo que se aprecia excepto las luces, pero es un espectáculo (mientras trataba de alejar de mi mente el pensamiento que íbamos justo por encima del mar mediterráneo y que... estaba oscuro). En el avión iban diciendo cuando sobrevolábamos Marsella, Suiza, Frankfurt (creo) y obvio, cuando llegamos a Berlín.
Del viaje tengo que rescatar dos cosas: la atención fue excelente! nos dieron una comida deliciosa y las azafatas y azafatos fueron súper amables y 2. ¡el azafato estaba para morirse! ¡qué hombre tan lindo! ¡sólo por eso volvería a volar con Air Berlín!
Durante el vuelo estuve tratando de repasar las frases básicas en alemán para pedir indicaciones hacia la parada del bus, y otras que quizás podría necesitar. Cuando llegué, le pedí a un señor que me indicara dónde quedaba la parada del bus (en alemán) y él me respondió (en alemán). Fue mi primera conversación en alemán de verdad y estoy super orgullosa (obviamente fue por el estilo "yo Tarzán, tu Jane" pero se cumplió el objetivo) y lo mejor del caso es que una muchacha se me acercó para que la ayudara a llegar a su destino (yo recién llegada, ayudando a alguien también recién llegado) entonces nos pusimos a hablar, pedimos indicaciones y logramos ubicarnos y que ella llegara a donde tenía que llegar.
Luego de todo eso, yo continué en el metro hacia mi hotel, que encontré fácil, y cuando entré a la recepción me dice el señor "Ahh, hola, tu eres Kate, ¿cierto?"... yo me quedé sorprendida (creo que hasta pensé "Ohh.. soy famosa") pero luego recordé que mis amigos me estaban esperando y obviamente habían dicho que cuando yo llegara me comunicaran con ellos.
El reencuentro fue bastante animado. Estuve con una amiga de mi infancia y dos de sus amigos, y creo que hacía rato no me emocionaba tanto de ver a alguien a quien no había visto en mucho tiempo. Mi personalidad no parece latina en cuanto a que yo tiendo a ser muy poco abrazadora y besadora, pero no sabía la falta que me hacía ese contacto humano de abrazar a un amigo y de hablar de mil cosas a la vez. El caso fue que después de ponernos al día (y de que comiéramos algo porque todos teníamos hambre) nos fuimos a un bar que nos recomendaron porque "refleja muy bien el ambiente de fiesta del Berlín moderno"
El bar se llamaba Barbie Deinhoff's o algo así y ciertamente es una muestra de la cultura jóven "mente abierta" europea. Vi las pintas más extrañas, las parejas más extrañas, la decoración más extraña, los tragos más extraños... en fin, fue como estar en una película. No estuvo mal, de hecho lo pasé muy bien, pero definitivamente no es mi tipo de ambiente. Aunque estuvo bien conocerlo.
Cuando íbamos llegando al hotel, vi un locutorio y les dije a mis amigos que los alcanzaba luego, entonces entré y llamé a mi casa en Colombia. Lo más chistoso es que el señor del locutorio no hablaba inglés, entonces (con tres tragos encima) me tocó hacer uso de mi alemán nivel 1 y, oh sorpresa, fue una conversación súper agradable (otra vez, estilo Tarzán, pero se cumplió el objetivo).
Al otro día nos íbamos a levantar temprano para que nos rindiera el día, pero eran las 11am y apenas estábamos desayunando. Ese día cayó un poquitín de nieve (pero más como entretención porque al llegar al suelo se deshacía) y nos animamos pensando que luego nevaría más (luego ni siquiera llovió en todo el fin de semana!). Fuimos entonces a la puerta de Brandemburgo (protagonista del paseo porque siempre fue el punto de encuentro y porque una de nuestras amigas no era capaz de pronunciar bien el nombre, así que la bautizamos Brayamburgo) y paseamos por el Reichstag, por el parque del frente donde probé las salchichas alemanas (otra versión) y el vino caliente (lo mejor que se han inventado para el frío), fuimos hasta la Hauptbahnhof (la estación central de trenes) y caminamos hasta la calle donde tiene lugar el Love Parade (la fiesta electrónica más grande de Europa). Luego volvimos a la calle Unter den Linden y paseamos por ahí hasta llegar a la ópera.
Una de las chicas con las que íbamos está estudiando para ser cantante de ópera, entonces en un arranque de emoción (y después de regatear un poco) compramos las entradas para ver King Lear. Yo estaba súper emocionada porque a mí me encanta la ópera y esa fue la primera vez que iba a asistir a una ópera en vivo y en directo.
Como todavía teníamos tiempo, fuimos a caminar, a comprar unas botas para una de las chicas y a conocer más las calles. Luego volvimos a la ópera y creo que fue una de las mejores experiencias de mi vida. King Lear es una drama escrito por Shakespeare en el cual un rey divide su fortuna entre sus tres hijas, pero la ambición las lleva a las tres a la muerte (ópera express). Sin embargo, lo más emocionante fue lo que nos explicó nuestra amiga, que este tipo de ópera es el punto de quiebre de la ópera tradicional, estábamos asistiendo a lo que es el nuevo estilo de ópera y casi a lo que en cien años será tan famoso (si no más) que Beethoven. Fue muy agradable la lección express sobre ópera que tuvimos en el intermedio y nos permitió disfrutar aún más la segunda parte de la ópera.
Luego, pedimos que nos indicaran un buen bar donde vendieran cerveza tradicional alemana y nos enviaron al Berliner Republik donde pasamos otro rato agradable comiendo salchichas alemanas (preparadas como una especie de pizza) y ¡tomando cerveza negra!
Al otro día, nos levantamos tarde, desayunamos y salimos otra vez hacia la puerta de Brandembrugo, pero esta vez (por falta de tiempo, puesto que la visita a Berlín no tenía como fin conocer la ciudad sino asistir a la fiesta de fin de año) tomamos un city tour en bus y recorrimos los puntos más importantes de la ciudad. Fue muy agradable porque íbamos cómodos y calientitos (aunque tampoco hacía tanto frío) y la guía era bastante chistosa cuando describía la ciudad. Volvimos a la puerta de Brandemburgo (donde iba a ser la fiesta) almorzamos y nos dirigimos hacia el escenario.
Como llegamos temprano, nos tocó cerca al escenario principal. Como buena latina, una de mis amigas metió una botella de aguardiente y eso fue lo que tomaron. A mí no me gusta el aguardiente (ni siquiera me lograron convencer con el argumento del frío) así que me la pasé "calentando" una cerveza (¡esa no se calentó en toda la noche!).
La fiesta estuvo buena, aunque no fue lo que yo me esperaba. Se suponía que yo no llevaba expectativas, pero tampoco fue taaan animada como decían. No sé si estoy muy acostumbrada a las fiestas latinas donde siempre hay música, la gente baila, se siente el ánimo en el ambiente. Aquí la música paraba de a ratos para que los presentadores hablaran (supuestamente decían: "oh, pero que bien que se lo están pasando" y enfocaban a un grupo de alemanes que miraban con cara de muertos, pero apenas se veían en la pantalla empezaban a gritar). La música no fue en vivo, sino que eran playbacks... lo cual tampoco es tan emocionante. Pero bueno, el rato estuvo divertido.
La mejor parte de toda la noche fue conocer a la gente que estaba a nuestro alrededor. Nosotros si bailamos y gritamos todo el rato y eso le llamó la atención a los jóvenes a nuestro alrededor que nos empezaron a preguntar que de dónde éramos y al decir Colombia (contrario a lo que esperaba una de nuestras amigas sobre los chistes de drogas) se emocionaron y gritaron Shakira, salsa, merengue y otras cosas. Pronto estábamos hablando con varios suizos, otras alemanas y unos chicos rusos. En ese momento la batería de mi cámara empezó a agotarse así que no pude tomar muchas fotos del grupo grande que se formó, pero espero a ver si alguno de mis amigos guardó foto!
Ese momento me pareció muy divertido porque hablamos en varios idiomas, probamos varios licores (les dimos aguardiente y luego fue concurso de adivinar a qué otro licor se parecía) bailamos, les enseñamos canciones, intercambiamos teléfonos, tomamos fotos... fue muy agradable.
La parte mala de la fiesta fue cuando ya iban siendo las 10pm y empezó a llegar más gente. Como estábamos tan cerca del escenario, toda la gente nos empujaba porque se quería meter. Como yo no conocía a ninguno de los artistas, a mi no me importaba que pasaran hacia adelante, pero había dos muchachas frente a nosotros que al parecer se creían las dueñas de ese pedacito de calle y nos miraban súper mal. En algún momento empezaron a empujar desde atrás y nos chocamos con ellas, les dijimos "Entschuldigung" pero nos miraron re-feo y nos dijeron alguna grosería en alemán. No les dimos mayor importancia, pero luego siguieron empujando y estas chicas siguieron mirando feo y empujándonos hacia atrás. Ahí ya no nos quedamos callados y empezamos a pelear. La cosa se calmó y seguimos todos ahí (ellas se fueron porque una de ellas se emborrachó o se drogó y ya no se podía ni sostener en pie). El problema mayor vino después cuando se empezaron a meter las personas más mayorcitas.
Hubo algo que me sorprendió mucho: es más educada la gente jóven que las personas mayores (y no me refiero a viejitos, me refiero a gente de 40-50 años). Cuando los jóvenes iban a pasar, nos pedían permiso y daban las gracias. Cuando los mayores pasaban... simplemente nos empujaban (y aquí hay que anotar que los que estábamos ahí eramos pequeños comparados con esos gigantones alemanes) entonces era muy incómodo ese tira que jala.
En algún momento, un señor se metió y se puso al lado mío. Sé que estuvo discutiendo con la chica de atrás (a quien también empujó) por el tono de la voz y porque reconocí algunas vulgaridades (aprendí bastantes en ese ratico). En un momento dado, al otro lado mío empezaron a empujar y me empujaron hacia ese señor, yo traté de volver a enderezarme, pero había mucho jaleo. Al momento siguiente, siento cómo me empujan fuerte y me dicen "what the fuck is your problem?" ... el viejo sinverguenza ese me empujó con ambas manos y me gritó (y nótese que el tipo tenía fuerza porque alcancé a volar hacia el otro lado). En ese momento la mente se me quedó en blanco y al segundo siguiente lo único que vi fue que yo misma me había plantado, eché las manos hacia atrás y lo empujé a él también. Cuando menos pensé, tenía mi puño alzado, aunque me lo lograron bajar antes que se lo lanzara a la cara y me regué a decirle hasta por donde le iba a salir el sol (en inglés). El tipo se quedó petrificado, murmuró algo y se corrió más hacia allá.
Luego como que me volvió la razón a la mente (si hubiera iniciado una pelea, un golpe de ese señor me mata!) y me quedé tranquila, me corrí hacia el centro donde estaban mis amigos y nos regamos a insultar al tipo (en español) y luego los otros chicos (suizos y alemanes) se acercaron y empezaron a insultar al tipo este (en alemán). A fin de cuentas el hombre se fue y nosotros continuamos en la fiesta,
Ya a estas alturas, yo no estaba cómoda, pero quedaba casi una hora para la media noche, así que decidí esperar.
Llegó la media noche, fuegos artificiales (que, aunque estaban bonitos, hasta el momento no he visto ninguno que supere los de aquí en la Fiesta de la Mercéd) nos dimos el feliz año nuevo y casi a la 1 o 2 am me fui para el hotel. Mis amigos se quedaron otro rato, pero como yo tenía que tomar el avión temprano en la mañana, no podía darme el lujo de quedarme celebrando. Además de que me aterra estar en la calle lidiando borrachos, estaba ya haciendo frío y yo quería irme a dormir.
El caso fue que volví en tren al hotel, viendo a la gente celebrar en las calles (tirando pólvora cual si estuvieran en Medellín, totes y triqui triqui) todos deseaban un "Frohes neues jahr" (feliz año nuevo) y llegué al hotel, hablé un rato con el señor de la recepción y me fui a dormir.
Al otro día, me levanté temprano porque ya me iba. Me despedí de mis amigos (que también se iban, pero en la noche) y fui hasta el aeropuerto (otro diferente al que había llegado) me embarqué en el avión y fue un vuelo muy bonito porque vi los alpes cubiertos de nieve y luego la hermosa entrada a Barcelona desde el mar ( y en este punto, mi cámara ya estaba sin batería, así que no hay registro).
De este primer viaje a Berlín puedo rescatar la amabilidad de la gente (son súper amigables e impresionantemente amables... quitando al patán de ese día...), lo hermosa que es la ciudad y lo bien organizados que son allá. Me gustó el sistema de transporte, los precios no me parecieron caros y me gustó la variedad cultural que hay.
Voy a volver pronto porque me quedaron faltando muchas visitas, entradas a museos, caminatas o paseos en bicicleta, paseos en el río y aprovecho ahora que una de mis amigas está viviendo en Hamburgo, que queda relativamente cerca. Definitvamente es una de las ciudades que más me ha gustado (de las que he estado) y planeo disfrutarla todo lo que más pueda! (y espero que esta vez que vaya, sí haya nieve!!!)
Si, definitivamente Berlin es una ciudad para repetir...
ResponderBorrarOye q impace con el viejo ese y q valiente tu de enfrentartele, de cosa que la cosa no pasó a mayores.
No falta el guache en las fiestas... Me alegra que la pasaras bien en términos generales... que valiente eres yo en ese caso me pongo a llorar o salgo corriendo jejeje
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