Recuerdo esos días donde mi sueño era salir de mi casa y tener la oportunidad de viajar cada que quisiera, en bus, tren, barco, avión... recorrer el mundo, conocer las culturas...
Esa niña ingenua no tuvo en cuenta que viajar es tan tan... ¡agotador!. Planear el viaje, comprar tiquetes, reservar habitaciones de hotel, imprimir los mapas y crear la mejor ruta (porque yo no confío en mi capacidad para ubicarme), armar maleta, ir hasta la estación/aeropuerto, el viaje en sí (últimamente ando con mucho dolor de espalda), cambios de clima... todo aquello que no se me pasó por la mente cuande desée estar en esta situación.
No soy malagradecida, me encanta esta oportunidad que tengo de recorrer tantos lugares, es sólo que cuando me toca viajar tan seguido (y para colmo ¡sola!) deja de ser tan divertido.
Ayer llegué de Madrid en un viaje súper relámpago para una cita con la embajada de UK (ay, ya se me está acabando el tiempo en España). Este viaje lo hice en tren de alta velocidad (algo más que puedo tachar de mi lista de "To do's while I'm here") y debo decir que me gustó mucho más que si hubiera ido en avión. El tren va rapidísimo (350 km/h) pero no se siente. Las sillas son muchísimo más cómodas que en un avión, el paisaje es precioso (España tiene unos paisajes rústicos, planos y "áridos" que tienen un encanto particular).
Llegué en la noche y busqué mi hotel. Como el lunes estuve haciendo vueltas todo el día, no tenía muchas ganas de salir a turistiar, y mi habitación del hotel estaba tan calientita luego de ese frío polar de afuera, que me quedé dormida instantáneamente. Ayer tuve la cita en la embajada en la mañana y terminé con el tiempo justo para devolverme al hotel, recoger mis cosas y salir corriendo para tomar el tren de vuelta. Lo poco que vi de Madrid me dio la impresión de ser una ciudad muy grande y muy moderna (o yo habré estado en la parte moderna), los madrileños (opinión basada en conversaciones con un taxista, una señora que vende en la tienda, un policía y alguien de la calle a quien le pregunté una dirección)... un poco groseros para ser sincera. No dan los buenos días, no responden cuando uno lo dice y hablan como regañando. Menos mal en la embajada me fue bien y me tocaron funcionarios amables. Eso sí, los taxis me parecieron baratos y la comida también.
Regresaré a Madrid de turista cuando haga menos frío y cuando tenga compañía (porque ya aprendí la lección y definitivamente no sirvo para turistiar sola). Menos mal ya cuadré con mis amigos de la U para irnos de paseo los fines de semana, a ver si aprovechamos nuestra estancia por aquí.
Por ahora tengo que preguntar si puedo viajar sólo con mi tarjeta de residente (mientras la embajada tiene mi pasaporte) porque Alemania me espera otra vez! (aunque sólo pensar en el viaje me da yuyo)
Ajá y pa cuando suecia??? mira que después la visa de UK no te sirve pa vernir para acá.
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