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domingo, 24 de junio de 2012

Sobre la fiesta de San Juan en Barcelona

La noche de San Juan se celebra hace mucho tiempo como tributo al solsticio de verano, una forma de celebrar  el día más largo y la noche más corta del año. Es tradición encender hogueras donde se quema todo lo viejo e inservible, estas hogueras son más populares cerca al mar para que éste pudiera llevarse consigo todo lo malo y dejara todo lo bueno. También se dice que este rito le daba "fuerza" al sol, puesto que los días van decreciendo a partir de este día.

Otra versiones más modernas tienen como base que San Juan se celebra en honor al inicio del verano, la temporada en que la mayor parte de la gente tiene vacaciones y que los chicos terminan su año escolar. En dichas hogueras queman los libros y cuadernos del año escolar y quedan preparados para su nuevo año.

Tradicionalmente, la fiesta se realiza en casa, con amigos y familia quienes preparan una hoguera, queman lo que quieren quemar, cenan al aire libre, beben "cava" (champaña), comen coca de San Juan (una especie de torta especial de la ocasión) y se lanzan fuegos artificiales (que llevan vendiéndose desde hace como dos  o tres semanas).

Ayer, después de trabajar un rato en la tarde, salí con mis amigas que estaban en Montjuic y quienes después iban a ir a la playa de la Barceloneta para ver la hoguera y los fuegos artificiales.

Sólo salir ya fue un primer choque porque estaban todos los niños con petardos y pólvora por ahí por las calles, y aquí empieza la primera de mis quejas... ¿qué padre le da pólvora a sus hijos para que jueguen? En Colombia las noticias por niños (y adultos) quemados en navidad por el uso de pólvora siempre son impresionantes. Aquí la pólvora es legal, la venden en todas partes (hay casetas que son "distribuidores autorizados") y se pueden vender siempre y cuando tengas más de... 12 años....

Yo no sé en la mente de quién le cabe que un niño pueda manejar material inflamable, mejor aún, que pueda distinguir cuándo y dónde usarlo (y ya no digamos con las precauciones mínimas de seguridad). Estos niños las tiraban a las piernas de todo el mundo, cerca de la basura o de las fuentes de energía. Creo que nunca había estado tan aterrada de ver un comportamiento tan animal.

En Barcelona la cosa no mejoró, las calles llenas de turistas borrachos aprendiendo a manejar voladores y petardos, niños tirando bengalas y otro tipo de pólvora de esa que suena duro y quema. El único momento completamente agradable de la noche fue cuando vimos la fuente mágica del Montjuic, una fuente adornada con luces y sonido (parecido al espectáculo de la Feria de la Mercé).


Después tomamos el metro hasta la Barceloneta y se me ocurre decirle a mis amigas que "aunque estaba haciendo mucho calor en el subterráneo, por lo menos no tenemos que aguantar más petardos". No había terminado de decir eso cuando alguien tiró un petardo en el vagón. Creo que los insultos que me pasaron por la mente sonrojarían hasta al más liberal, pero el momento de sordera momentáneo no tuvo precio.

Decidimos bajarnos una estación después de la de destino porque había mucha gente, y caminamos hasta la playa. Pasamos por el Arco de Triunfo, el único lugar donde pude ver una hoguera (pero no la disfruté por la cantidad de pólvora). Luego llegamos a la playa y empezó el calvario.


Resulta que para pasar al lado de la playa, había que pasar unas explanadas llenas de gente... tirando pólvora! Del susto yo no estaba coordinando, y le dije a una amiga que no quería pasar, que yo las esperaba de este lado de la calle. Busqué un lugar para sentarme a esperarlas, pero no vi nada. También me acordé que no tenía saldo en el celular entonces le dije: bueno pasemos. Me tapé los oídos y pasamos, con tan mala suerte que en la mitad de la plaza una piedra o un pedacito de pólvora me golpeó en la pierna. Con ese quemazón y con el susto alcanzamos a llegar a la playa, para darme cuenta que las otras amigas habían ido a buscarnos! El caso fue que luego llegaron hasta donde estábamos y como vimos que la playa estaba tranquila (cosa que me animó bastante porque podría tener la fiesta como yo quería, sentada en la playa, hablando, escuchando música y viendo a la gente y a los fuegos pirotécnicos a lo lejos) entonces decidimos buscar un espacio cerca al mar y sentarnos.


No habían pasado cinco minutos de estar sentadas cuando un honorable caballero, en un estado avanzado de embriaguez, decide prender un volador a menos de dos metros de nosotras, con tan mala suerte que le explotó en la cara y lo lanzó hacia atrás. Yo alcancé a taparme los oídos y a cerrar los ojos, pero sentí la ráfaga de aire y arena que me cayó en las piernas. Cuando abrí los ojos vi al tipo tumbado en la arena y la gente acercándose a él para levantarlo. El señor no respondía y pensé que estaba inconsciente. Al rato se levantó con los ojos sangrando y medio atontado. Inmediatamente lo sacaron de la playa.


Con ese espectáculo, ya no tenía ganas de quedarme, mis amigas tampoco así que regresamos a la parada de bus (donde una señora estaba ayudando a un niño a encender una chispita mariposa o bengala, estando todos muy cerca y muy pegados) y como el bus no pasaba, tuvimos que irnos en metro.

Cuando llegué a Cerdanyola me tocó presenciar más pólvora y una escena de celos de un chico que casi le pega a una chica porque lo estaba engañanado (o sospechaba que lo engañaba) y él la quería demasiado a ella... y no sería tan impactante si no fuera porque ¡ninguno del grupito tendría más de 15 años!

Honestamente no sé si yo me volví vieja demasiado pronto o es que ese tipo de fiestas no van conmigo. Ya de por si la gente en Barcelona es pesada cuando toma (y como aquí vienen en plan "fiesta y desmadre" todo es peor) ahora agregarle pólvora a esta mezcla, fue la tapa. Yo no entiendo cómo el gobierno puede permitir que se venda pólvora de forma legal a los niños (y en este caso a los adultos también), no entiendo por qué una fiesta que puede ser tan bonita tenga que convertirse en semejante bomba de tiempo. Ayer yo misma vi a un accidentado, vi las ambulancias pasar, he escuchado historias de violaciones, quemados, intoxicados, pero las noticias dicen que no pasó nada, la gente se convence que no pasa nada, que es algo totalmente seguro y que es muy normal que los jóvenes festejen así porque a fin de cuentas "eso es lo que todos hacen y por eso aquí es tan buena la fiesta".

Ni siquiera intentaré dar mi punto de vista porque no acabaría, tampoco ahondaré en el hecho que este país está en una supuesta "crisis", los petardos esos no son nada baratos, pero ayer hubo plata para pólvora, para licor y para fiesta. De cierta forma comprendo por qué nuestros países están como están... ¡si fue éste el modelo que nos implantaron!

1 comentario:

  1. No, no, no, me metí en tu película y me dió terror. Pienso igual que tú con relación a este tema.

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