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lunes, 7 de julio de 2014

Semana Santa en Londres 2013

Esta entrada la escribí hace rato, pero la había dejado en borrador. Hoy la termino porque he estado pensando mucho en esa semana tan divertida en Londres, después de la de las vacaciones de Navidad y Fin de Año que también fueron maravillosas. En esta ocasión fui con una amiga española  y allí nos encontramos con su novio. El día antes de partir, celebramos una cena de Semana Santa con los estudiantes que aún quedaban en las residencias. Fue una cena muy bonita porque aunque ninguno era católico practicante, todos estábamos con bastante nostalgia de casa. 

Butter and jam scones. Los mejores pastelitos ingleses.

Ahora bien, ir de turista a Londres puede ser algo caro si no se sabe sacar ventaja de las promociones y leer bien sobre las atracciones y sus precios. Alguien nos recomendó que comprásemos el London Pass, que es una tarjeta que te permite el acceso a múltiples lugares históricos, museos y atracciones y encima, te puedes saltar las filas (que en Londres, y en plena Semana Santa, eran larguísimas). Decidimos entonces comprar el London Pass de cuatro días, el que incluía transportes (lo cual fue una ventaja grandísima porque nuestro hotel quedaba en la zona 2, y era más o menos a unos 40 minutos del centro) y la aventura empezó cuando salimos de Wolverhampton en tren hasta London Euston (la información sobre la adquisición del London Pass y los tipos de pase más adecuados para su viaje la puede encontrar AQUI).

Chocolate de Costa Cafee... ¡cómo lo extraño!

Nuestra primera parada fue, obviamente, el hotel. En las afueras del centro, nuestro hotel era bastante agradable, tenía muy buenas habitaciones, muy buena atención y, lo más importante, era muy acogedor. En Semana Santa todavía quedaban rastros de nieve (incluso el día antes de viajar, cayó nieve en Wolves) así que uno de nuestros mayores temores era que nos tocara una habitación fría, pero no nos tuvimos que preocupar por eso. 

Después de dejar maletas, ubicarnos y familiarizarnos con las rutas, partimos hacia nuestra primera parada: Trafalgar Square, donde hicimos efectivos los pases y nos dieron toda la información necesaria para nuestra visita a Londres. Después de unas foticos, seguimos hacia la torre de Londres. Yo había pasado por el lado en diciembre, pero no había entrado. Y después de leer los cuentos de los Reyes Malditos y un cuento de la serie Escalofríos, donde cuentan una parte de la historia de los principitos que allí encerraron, mi curiosidad estaba a mil. Este era uno de los lugares que tenía entrada London Pass (sin fila) así que fue nuestra primera parada. Es una torre maravillosa, en realidad es una fortificación con varias torres, y cada una cuenta la historia de los prisioneros que allí se alojaron. Vimos el puente por donde ingresó Ana Bolena y el lugar donde la decapitaron. Entramos también a la torre donde se encuentran las joyas de la corona. Un lugar mágico, donde se muestran los tesoros de la corona, las armaduras de los reyes, las espadas, los utensilios de la realeza y la pieza central: la corona de la reina.




 Trafalgar Square, Museo Nacional y alrededores.


 Puente por el cual entró Ana Bolena, cuando la llevaban hacia la prisión.
 El puente de la torre. Hermoso puente levadizo sobre el río Támesis.


 Recreaciones de la vida en la torre (no para los prisioneros)



 Entrada a la exposición: las joyas de la corona.



Armaduras de Eduardo VI y Enrique VIII




En eso nos pasamos casi toda la mañana, luego fuimos a almorzar y de ahí a caminar en el puente de la torre. Allí subimos a las exposiciones de puentes y a tomar fotos de la panorámica que se ve desde allá arriba.








 En esa caminata, nos encontramos una sorpresa muy agradable: Las catacumbas de Londres, una atracción turística para bajar a las tumbas que se encuentran en la orilla inferior del río Támesis y explorar la historia de las cárceles, los muertos y un poco de sustos. De esta experiencia sólo tengo esta foto, puesto que no se pueden tomar fotos adentro; pero si puedo contar que bajamos a la parte más inferior de las catacumbas, hicimos el tour que explicaba cómo trataban a los presos (estos eran presos comunes, a comparación de la Torre de Londres, los cuales eran presos políticos o reales), las sentencias que se les daban, las formas de matarlos y cómo se disponían sus cadáveres. El tour terminaba con un recorrido por un pasillo del terror en el que nos persiguió un tipo con un hacha. Terroríficamente genial.


Después fuimos a caminar por los alrededores, tomando fotos a las bonitas estructuras, comimos en un mercadillo internacional que había por ahí y seguimos de turistas.







En la noche regresamos al hotel a descansar porque al otro día teníamos que despertarnos tempranos puesto que tomaríamos el tren que iba hacia las afueras de Londres y muchos siglos atrás en la historia, nos dirigiríamos al famoso Palacio de Hampton Court, hogar de Enrique VIII y sus esposas. Eso lo cuento en el siguiente post.

sábado, 5 de julio de 2014

Adiós Mundial 2014, gracias a la selección Colombia.

¡Y se le acabó la dicha a Colombia!

Este mundial ha sido, en una palabra, maravilloso. Y por muchas razones, muchas de las cuales no tienen ni siquiera que ver con el fútbol en si mismo. Ya los entendidos en materia de fútbol hablarán de las bondades del equipo y de cada jugador, entrarán en detalle sobre su técnica, la táctica y todos los tecnicismos aplicables al juego. Yo quiero resaltar la otra parte, la que se vivió aquí en nuestro país.

Colombia es un país de celebraciones y, quien no lo crea, pueden contar la cantidad de festivos, fiestas, carnavales y otros eventos oficiales. Ahora, súmele los extraoficiales y terminamos celebrando casi día por medio.

El mundial, obviamente, no fue la excepción. Estos fueron 20 días de reuniones, encuentros, permisos, paros en el trabajo (aunque, debo admitir, esto me perjudicó más de una vez) y todo con la excusa "es que hoy juega Colombia". La fiebre de fútbol llegó hasta el punto de pedir medio día cívico para el viernes que jugó Colombia y Brasil, y ni cortos ni perezosos, se hizo efectivo. Ojalá otras cosas tuvieran la misma importancia y atención de la gente, pero es un ejemplo de que si se quiere y si hay voluntad, se puede.

Sin dejar de lado (en realidad, señalándolo más) los muertos, accidentes, riñas y otros desastres presentados en el país, quiero destacar el comportamiento de la gente en Medellín y (creo que) en Antioquia en general. Al ser una región que ha cargado con el estigma de la violencia por muchas décadas, y siendo la cuna de los sicarios que mataron al futbolista Andrés Escobar, autor del autogol que desclasificó a Colombia en el mundial de 1994, pasar un mundial en paz, sin sucesos de mayor marca es un gran avance y es algo que habla del buen trabajo que se está realizando en la ciudad. Está bien, todavía es largo el camino para llegar a un estado más o menos aceptable, pero por esta vez, enfoquémonos en resaltar lo bueno, que ya vendrá el tiempo de trabajar en mejorar lo malo.

El ambiente en general del país, después de una temporada de elecciones francamente vergonzosa, después de un tiempo político que desestabilizó al país de la misma forma que los políticos corruptos, este tiempo de respiro, de unión por el equipo, de apoyo a la selección Colombia, fue como un bálsamo para calmar los ánimos y un ejemplo de lo necesario que es estar unidos por una meta común. Yo sé lo difícil que es esto cuando se trata de temas como la economía, la paz, el bienestar social y el fin de la guerra, pero es precedente para mostrar que en Colombia sí hay material y talento, lo que hace falta es la motivación y la pasión.

Por último, la pérdida del partido ante Brasil. No es un secreto que Brasil tiene que ganar. La inestabilidad política y económica que les ha causado ser los anfitriones de la copa es algo que ha estado latente los últimos años. Y tampoco es ningún secreto que la Fifa arregló todo para que Brasil pasara por encima de cualquier equipo, tal como se ha mostrado en los partidos anteriores donde el equipo de Brasil juega de forma agónica y ayudado por los árbitros (y hasta me di cuenta yo, que generalmente soy despalomada para notar ese tipo de cosas). Nada de esto es un secreto. Sin embargo, sabemos que perdemos por razones políticas, no por falta de talento. Sabemos que pudimos haber llegado a ser los campeones (o a quedar muy cerca) pero honestamente, ¿vale la pena ser campeones si eso implica dañar la economía de 200 millones de personas? Nosotros hemos ganado mucho más de lo que soñamos posible, y vamos a ganar mucho más en adelante. Brasil, por el contrario, tenía todo para perder. Aquí me alejo un poco de mi pensamiento "el que lo quiere, lo busca y el que no, lo evita" pero, por primera vez, creo que era mejor que nos retiráramos de esa copa. También hay que señalar que Colombia tampoco jugó tan maravillosamente como lo hicieron antes: quizás los nervios les ganaron de mano, se dejaron asustar por el primer gol y luego en vez de hacerle frente unido se dispersaron.

Y a pesar de todo, todos estamos orgullosos de la selección, todos agradecemos por estos días que nos dieron y todos los recibimos como los héroes que son. Tengo que destacar aquí el poco tacto que tienen algunos al distribuir memes sobre Pablo Escobar "esperando al árbitro a la salida del estadio", lo cual es totalmente hipócrita después de haber pegado el grito en el cielo por la imagen de Falcao y los otros futbolistas aspirando cocaína. Todavía queda mucho por recorrer.

En general estoy contenta con la forma como se vivió este mundial aquí en mi ciudad, y cómo se sintió en todo el país. Ahora, esperemos que los líderes del país (y no hablo de los políticos, sino de la gente que de verdad es modelo y a quienes las personas de verdad escuchan) se centren en esta temporada y logren difundir el mensaje de unión para cosas que también son importantes para nuestro futuro y para construir un mejor país.

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