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sábado, 5 de julio de 2014

Adiós Mundial 2014, gracias a la selección Colombia.

¡Y se le acabó la dicha a Colombia!

Este mundial ha sido, en una palabra, maravilloso. Y por muchas razones, muchas de las cuales no tienen ni siquiera que ver con el fútbol en si mismo. Ya los entendidos en materia de fútbol hablarán de las bondades del equipo y de cada jugador, entrarán en detalle sobre su técnica, la táctica y todos los tecnicismos aplicables al juego. Yo quiero resaltar la otra parte, la que se vivió aquí en nuestro país.

Colombia es un país de celebraciones y, quien no lo crea, pueden contar la cantidad de festivos, fiestas, carnavales y otros eventos oficiales. Ahora, súmele los extraoficiales y terminamos celebrando casi día por medio.

El mundial, obviamente, no fue la excepción. Estos fueron 20 días de reuniones, encuentros, permisos, paros en el trabajo (aunque, debo admitir, esto me perjudicó más de una vez) y todo con la excusa "es que hoy juega Colombia". La fiebre de fútbol llegó hasta el punto de pedir medio día cívico para el viernes que jugó Colombia y Brasil, y ni cortos ni perezosos, se hizo efectivo. Ojalá otras cosas tuvieran la misma importancia y atención de la gente, pero es un ejemplo de que si se quiere y si hay voluntad, se puede.

Sin dejar de lado (en realidad, señalándolo más) los muertos, accidentes, riñas y otros desastres presentados en el país, quiero destacar el comportamiento de la gente en Medellín y (creo que) en Antioquia en general. Al ser una región que ha cargado con el estigma de la violencia por muchas décadas, y siendo la cuna de los sicarios que mataron al futbolista Andrés Escobar, autor del autogol que desclasificó a Colombia en el mundial de 1994, pasar un mundial en paz, sin sucesos de mayor marca es un gran avance y es algo que habla del buen trabajo que se está realizando en la ciudad. Está bien, todavía es largo el camino para llegar a un estado más o menos aceptable, pero por esta vez, enfoquémonos en resaltar lo bueno, que ya vendrá el tiempo de trabajar en mejorar lo malo.

El ambiente en general del país, después de una temporada de elecciones francamente vergonzosa, después de un tiempo político que desestabilizó al país de la misma forma que los políticos corruptos, este tiempo de respiro, de unión por el equipo, de apoyo a la selección Colombia, fue como un bálsamo para calmar los ánimos y un ejemplo de lo necesario que es estar unidos por una meta común. Yo sé lo difícil que es esto cuando se trata de temas como la economía, la paz, el bienestar social y el fin de la guerra, pero es precedente para mostrar que en Colombia sí hay material y talento, lo que hace falta es la motivación y la pasión.

Por último, la pérdida del partido ante Brasil. No es un secreto que Brasil tiene que ganar. La inestabilidad política y económica que les ha causado ser los anfitriones de la copa es algo que ha estado latente los últimos años. Y tampoco es ningún secreto que la Fifa arregló todo para que Brasil pasara por encima de cualquier equipo, tal como se ha mostrado en los partidos anteriores donde el equipo de Brasil juega de forma agónica y ayudado por los árbitros (y hasta me di cuenta yo, que generalmente soy despalomada para notar ese tipo de cosas). Nada de esto es un secreto. Sin embargo, sabemos que perdemos por razones políticas, no por falta de talento. Sabemos que pudimos haber llegado a ser los campeones (o a quedar muy cerca) pero honestamente, ¿vale la pena ser campeones si eso implica dañar la economía de 200 millones de personas? Nosotros hemos ganado mucho más de lo que soñamos posible, y vamos a ganar mucho más en adelante. Brasil, por el contrario, tenía todo para perder. Aquí me alejo un poco de mi pensamiento "el que lo quiere, lo busca y el que no, lo evita" pero, por primera vez, creo que era mejor que nos retiráramos de esa copa. También hay que señalar que Colombia tampoco jugó tan maravillosamente como lo hicieron antes: quizás los nervios les ganaron de mano, se dejaron asustar por el primer gol y luego en vez de hacerle frente unido se dispersaron.

Y a pesar de todo, todos estamos orgullosos de la selección, todos agradecemos por estos días que nos dieron y todos los recibimos como los héroes que son. Tengo que destacar aquí el poco tacto que tienen algunos al distribuir memes sobre Pablo Escobar "esperando al árbitro a la salida del estadio", lo cual es totalmente hipócrita después de haber pegado el grito en el cielo por la imagen de Falcao y los otros futbolistas aspirando cocaína. Todavía queda mucho por recorrer.

En general estoy contenta con la forma como se vivió este mundial aquí en mi ciudad, y cómo se sintió en todo el país. Ahora, esperemos que los líderes del país (y no hablo de los políticos, sino de la gente que de verdad es modelo y a quienes las personas de verdad escuchan) se centren en esta temporada y logren difundir el mensaje de unión para cosas que también son importantes para nuestro futuro y para construir un mejor país.

1 comentario:

  1. kate, que mundial,que alegria y que vida nos trajo esta selección.
    Dios bendiga nuestra patria, a su gente de bien y a todos los que hacen que soñar sea algo posible.
    Un abracito y sigue celebrando porque llegamos hasta donde era necesario, comparto contigo que Brasil como país y todo lo que les ha sucedido con su economía y la política no "podía" ser eliminada, aunque también creo que las victorias son de quienes siguen un proceso y dejan huella en el mismo... los goles, son otra cosa ;)

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