Este segundo viaje lo realizamos después de mucho intentar organizar agendas y ponernos de acuerdo en días y horarios.
Liverpool queda a una hora y media en tren desde Wolverhampton. Es un viaje relativamente barato (19 libras ida y vuelta en horario fijo) y el paseo en tren es bastante agradable.
Nos recibió una ciudad gris y fría, pero de una arquitectura maravillosa. El clima no estaba tan horrible, el problema era el viento. Y como Liverpool es una ciudad a orillas del mar, el viento es el doble de fuerte, y el doble de frío.
Excepto que es el lugar donde nacieron los Beatles, yo de Liverpool no sabía absolutamente nada. Por eso mi visita fue doblemente interesante porque conocí la versión "turística" de la ciudad y la versión "trabajadora", gracias a la visita a uno de los tantos museos que cuentan la historia de la ciudad.
Una sorpresa muy agradable ha sido descubrir que aquí en Inglaterra casi todos los museos, galerías de arte y exhibiciones son gratis! Esto es bastante útil cuando vamos a visitar alguna ciudad, en pleno invierno, y necesitas urgentemente un lugar con calefacción. Dos horas en cualquier museo te dan mucha perspectiva sobre la ciudad, sobre la gente y te mantienen seco y abrigado disfrutando del día.
De Liverpool me gustó mucho su arquitectura (bueno, casi todas las ciudades que he visitado han sido parecidas) y me gustó mucho que el centro de la ciudad fuera caminable. Pudimos observar gran parte de la ciudad a pie, y luego nos dividimos en grupos para ir a diferentes actividades: museo de los Beattles o el paseo en bote por los canales.
Los canales me parecieron bastante bonitos, claro que hacía mucho frío y mucho viento. El viento era tan fuerte que nos alcanzaba a empujar. Para colmo, ese día se me ocurrió ponerme vestido... estuve todo el día controlando la falda que no se alzara y claro, temblando de frío.
Aunque mis compañeros tienen buen sentido de orientación, cosa de la cual yo carezco, no teníamos muy claro cuál era la famosa calle de los Beatles. Sin embargo, caminando y caminando, llegamos justo a la calle principal, la calle de los bares donde nacieron y se hicieron famosos los Beattles.
El bar principal se llama The Cavern, tengo entendido que el original lo demolieron hace como 30 años, entonces este es una réplica. Aquí se presentaban los Beattles al inicio de su carrera. Hoy en día se puede entrar y ver una especie de "museo" dedicado a la memoria de este grupo.
Luego de pasear por la calle de los Beattle, nos fuimos al museo de historia de Liverpool. Allí pude conocer el otro lado de la ciudad, el lado de gente trabajadora, de industrias, de vida alrededor del puerto. Fue curioso porque era la primera vez que conocía un puerto que no fuera en clima tropical. Tengo que decir que la dinámica cambia bastante. La gente es como más centrada, más disciplinada, menos... festiva... no sé, es una impresión que me quedó de la ciudad.
En el museo también encontramos esta serie de dibujos con frases y expresiones propias de la región. Ya conté que aquí en el Black Country (la región donde vivo, los West Midlands) la gente habla "yaom", un acento particular donde se comen las palabras. En Liverpool pasa lo mismo, pero aún más gracioso porque tienen frases enteras que lo dejan a uno mirando para el cielo.
¿Cómo podría adivinar lo que es Connie Onnie? Ni por contexto fui capaz!
"Am'orite" fue más conocida porque así hablan aquí, entonces ya la había oído.
También ya la había escuchado. El secreto era pronunciarlo y ver a qué me recordaba.
Con estos tres no fui capaz... aunque no los había escuchado antes...
Los "thingy" son la palabra preferida de los Erasmus cuando estamos tratando de nombrar algo y sólo lo recordamos en nuestro idioma materno.
Con este, pensé que se referían al gravy (la salsa que se le pone a la carne) pero... como que tenïa mucha hambre en ese momento porque no era...
Aquí... pensé que el perrito se llamaba Ed...
Esta fue una escultura muy chistosa que vismos, y bautizamos "cownana" (vaca + banana)
Luego fuimos al museo portuario que me gustó mucho porque fue aquí en Liverpool donde se ensambló y se dio orden de partida al Titanic. Como este año se cumplieron 100 años de dicho suceso, hay una exposición permanente sobre la historia dle barco, la lista de pasajeros y revisiones hechas sobre todo lo que pudo haber fallado y falló y sobre todo lo que pudo hacerse para evitarlo, y no se hizo.
También se encuentran exposiciones sobre otros hechos históricos y cómo los barcos, submarinos y otros equipos náuticos jugaron un papel importante.
Al final de la tarde, nos separamos un rato porque algunos querían ir al museo de los Beattles (que costaba como 12 pounds) y como yo ya tenía suficiente con la tienda (¡compré un póster más bonito!), fui con el grupo que tomó el paseo en el "Yellow Duckmarine":
Este es una especie de bote con ruedas que transita por la calle y por el agua. Los primeros 20 minutos dimos un recorrido por la ciudad, que es preciosa, y el guía nos iba contando hechos históricos, curiosidades de los edificios (que ya no recuerdo mucho, excepto por alguna alusión a la rivalidad con Manchester) y luego el botecito entra en el agua y se vuelve un bote. El guía que tuvimos era demasiado chistoso, nos hacía cantar, contaba chistes, brincaba y gritaba. Fue un paseo muy agradable. Y obvio, una experiencia bonita eso de estar en un medio de transporte que va por tierra y por agua.
Terminamos el día cansados pero felices, esperando en tren de vuelta a Wolverhampton. Liverpool me gustó mucho. Y es una ciudad que recomiendo visitar en lo posible.
Nos recibió una ciudad gris y fría, pero de una arquitectura maravillosa. El clima no estaba tan horrible, el problema era el viento. Y como Liverpool es una ciudad a orillas del mar, el viento es el doble de fuerte, y el doble de frío.
Excepto que es el lugar donde nacieron los Beatles, yo de Liverpool no sabía absolutamente nada. Por eso mi visita fue doblemente interesante porque conocí la versión "turística" de la ciudad y la versión "trabajadora", gracias a la visita a uno de los tantos museos que cuentan la historia de la ciudad.
Una sorpresa muy agradable ha sido descubrir que aquí en Inglaterra casi todos los museos, galerías de arte y exhibiciones son gratis! Esto es bastante útil cuando vamos a visitar alguna ciudad, en pleno invierno, y necesitas urgentemente un lugar con calefacción. Dos horas en cualquier museo te dan mucha perspectiva sobre la ciudad, sobre la gente y te mantienen seco y abrigado disfrutando del día.
De Liverpool me gustó mucho su arquitectura (bueno, casi todas las ciudades que he visitado han sido parecidas) y me gustó mucho que el centro de la ciudad fuera caminable. Pudimos observar gran parte de la ciudad a pie, y luego nos dividimos en grupos para ir a diferentes actividades: museo de los Beattles o el paseo en bote por los canales.
Los canales me parecieron bastante bonitos, claro que hacía mucho frío y mucho viento. El viento era tan fuerte que nos alcanzaba a empujar. Para colmo, ese día se me ocurrió ponerme vestido... estuve todo el día controlando la falda que no se alzara y claro, temblando de frío.
Aunque mis compañeros tienen buen sentido de orientación, cosa de la cual yo carezco, no teníamos muy claro cuál era la famosa calle de los Beatles. Sin embargo, caminando y caminando, llegamos justo a la calle principal, la calle de los bares donde nacieron y se hicieron famosos los Beattles.
El bar principal se llama The Cavern, tengo entendido que el original lo demolieron hace como 30 años, entonces este es una réplica. Aquí se presentaban los Beattles al inicio de su carrera. Hoy en día se puede entrar y ver una especie de "museo" dedicado a la memoria de este grupo.
Luego de pasear por la calle de los Beattle, nos fuimos al museo de historia de Liverpool. Allí pude conocer el otro lado de la ciudad, el lado de gente trabajadora, de industrias, de vida alrededor del puerto. Fue curioso porque era la primera vez que conocía un puerto que no fuera en clima tropical. Tengo que decir que la dinámica cambia bastante. La gente es como más centrada, más disciplinada, menos... festiva... no sé, es una impresión que me quedó de la ciudad.
En el museo también encontramos esta serie de dibujos con frases y expresiones propias de la región. Ya conté que aquí en el Black Country (la región donde vivo, los West Midlands) la gente habla "yaom", un acento particular donde se comen las palabras. En Liverpool pasa lo mismo, pero aún más gracioso porque tienen frases enteras que lo dejan a uno mirando para el cielo.
¿Cómo podría adivinar lo que es Connie Onnie? Ni por contexto fui capaz!
"Am'orite" fue más conocida porque así hablan aquí, entonces ya la había oído.
También ya la había escuchado. El secreto era pronunciarlo y ver a qué me recordaba.
Con estos tres no fui capaz... aunque no los había escuchado antes...
Los "thingy" son la palabra preferida de los Erasmus cuando estamos tratando de nombrar algo y sólo lo recordamos en nuestro idioma materno.
Con este, pensé que se referían al gravy (la salsa que se le pone a la carne) pero... como que tenïa mucha hambre en ese momento porque no era...
Aquí... pensé que el perrito se llamaba Ed...
Esta fue una escultura muy chistosa que vismos, y bautizamos "cownana" (vaca + banana)
Luego fuimos al museo portuario que me gustó mucho porque fue aquí en Liverpool donde se ensambló y se dio orden de partida al Titanic. Como este año se cumplieron 100 años de dicho suceso, hay una exposición permanente sobre la historia dle barco, la lista de pasajeros y revisiones hechas sobre todo lo que pudo haber fallado y falló y sobre todo lo que pudo hacerse para evitarlo, y no se hizo.
También se encuentran exposiciones sobre otros hechos históricos y cómo los barcos, submarinos y otros equipos náuticos jugaron un papel importante.
Al final de la tarde, nos separamos un rato porque algunos querían ir al museo de los Beattles (que costaba como 12 pounds) y como yo ya tenía suficiente con la tienda (¡compré un póster más bonito!), fui con el grupo que tomó el paseo en el "Yellow Duckmarine":
Este es una especie de bote con ruedas que transita por la calle y por el agua. Los primeros 20 minutos dimos un recorrido por la ciudad, que es preciosa, y el guía nos iba contando hechos históricos, curiosidades de los edificios (que ya no recuerdo mucho, excepto por alguna alusión a la rivalidad con Manchester) y luego el botecito entra en el agua y se vuelve un bote. El guía que tuvimos era demasiado chistoso, nos hacía cantar, contaba chistes, brincaba y gritaba. Fue un paseo muy agradable. Y obvio, una experiencia bonita eso de estar en un medio de transporte que va por tierra y por agua.
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