O la historia de cómo la nieve trastornó nuestros planes de visitar Stonehenge.
Este fue le primer viaje del año nuevo y el primero en pleno inverno nevado. La verdad era que yo estaba muy emocionada por viajar con nieve porque quería ver los paisajes blancos de los que todo el mundo habla. Generalmente pongo problema para levantarme temprano (y temprano es a las 9am) y aún mucho más si me piden levantarme a las 5am, pero ese día iba tan contenta con la posibilidad de viajar en la nieve, que me levanté sin esfuerzo (aunque alcancé a dormir un ratico en el tren).
La calle nevada en la madrugada es bastante curiosa, me hizo recordar múltiples historias y películas de terror. Pero igual, ¡yo iba contenta!
Algo bastante curioso es que cuando hay nieve, no se siente tanto frío, en comparación a cuando, por ejemplo, la nieve se derrite. Pero, por si las moscas, yo iba bien abrigada.
El chiste del tren, cuando salímos de Wolverhampton y pasamos al "country side", era que estábamos entrando a Narnia. Y, honestamente, no parecía chiste. La cantidad de nieve en los árboles y bosques era increíble. El espectáculo era impresionante, paisajes blancos salpicados de algún poco de color gris o ríos casi congelados.
La idea era ir primero a Salisbury, tomar un bus que salía hacia Stonehenge, pasar allí un rato, en las piedras y luego regresar a la estación e ir a Bath Spa, otra ciudad cercana. Pero desde que llegamos a la estación de Birmigham (donde se hacen casi todos nuestros transbordos) empezamos a ver que la cosa no iba a ser tan sencilla, dos trenes cancelados, varias horas de espera y cuando por fin llegamos a Salisbury... Stonehenge estaba cerrado por la nieve.
No nos quedó de otra que recorrer Salisbury, cuya mayor atracción turística era la catedral. Hacia allí nos dirigimos, caminando con mucho cuidado porque la nieve empezaba a volverse hielo, y no es ningún chiste caminar sobre la capa de hielo. Yo ya me caí dos veces de la forma más chistosa posible.
La parte más divertida de este viaje fue ver la cantidad de muñecos de nieve en las calles. Yo ya hice mi primer muñequito de nieve en la primera nevada, pero obvio que me quedó deforme. Estos eran mucho más agradables a la vista y ciertamente mucho mejor construidos.
Salisbury es una ciudad pequeña pero bonita, aunque sólo recorrimos el camino de la estación a la catedral y de regreso, pasamos por varios puntos interesantes. También, y gracias a que ella se metió en un video que estaba haciendo para mi familia, aquí nació una nueva tradición en nuestros viajes: grabar diferentes episodios de un programa titulado "Hola Familia de Kate", con mi querida compañera Ber, quien es la presentadora y va hablando de diferentes cosas que vemos. Son videos bastante graciosos que quizás algún día suba por aquí.
Luego, tomamos el tren a Bath Spa, la siguiente ciudad que visitaríamos. Están relativamente cerca la una de la otra puesto que el tren tomó cerca de media hora en dejarnos en la estación.
De esta ciudad tampoco sabía nada. Sólo lo que me habían contando mis compañeros que en las novelas que ellos leían, Bath Spa era casi siempre la ciudad que se mencionaba como la ciudad de los ricos. Las familias ricas de Londres tienen allí sus casas y castillos. Y es muy cierto que hay unas casas majestuosas. La arquitectura es preciosa y entre los árboles, a las afueras, logramos ver unas fincas grandísimas.
Bath Spa deriva su nombre del antiguo asentamiento romano llamado Aquae Sulis. Las aguas termales que allí brotan fueron usadas por los romanos como baños, y aún se conserva la estructura de dichos lugares. Los baños romanos son una atracción imperdible puesto que cuenta paso a paso la historia de los antiguos romanos asentados en Gran Bretaña, la construcción de Aquae Sulis y su conservación a través del tiempo.
Luego seguimos paseando por la ciudad, y encontramos una calle llamada "Gay Street" la cual caminamos hasta llegar a una especie de jardín redondo central rodeado de casas preciosas. Aquí jugamos mucho con la nieve, tanto que hasta una de mis compañeras quedó herida cuando otro le lanzó una bola de nieve que se fragmentó y le dio en un ojo. La cosa no pasó a mayores y seguimos jugando y grabando videos.
El muñeco de nieve más grande que he visto hasta ahora, más o menos de mi estatura. Me habría gustado ver cómo lo construían.
En la noche regresamos a Wolverhampton, pensando que aunque no vimos Stonehenge, pasamos un día divertido. Por cierto, Stonehenge sigue dentro de los lugares que habrá que visitar pronto.
Este fue le primer viaje del año nuevo y el primero en pleno inverno nevado. La verdad era que yo estaba muy emocionada por viajar con nieve porque quería ver los paisajes blancos de los que todo el mundo habla. Generalmente pongo problema para levantarme temprano (y temprano es a las 9am) y aún mucho más si me piden levantarme a las 5am, pero ese día iba tan contenta con la posibilidad de viajar en la nieve, que me levanté sin esfuerzo (aunque alcancé a dormir un ratico en el tren).
La calle nevada en la madrugada es bastante curiosa, me hizo recordar múltiples historias y películas de terror. Pero igual, ¡yo iba contenta!
Algo bastante curioso es que cuando hay nieve, no se siente tanto frío, en comparación a cuando, por ejemplo, la nieve se derrite. Pero, por si las moscas, yo iba bien abrigada.
El chiste del tren, cuando salímos de Wolverhampton y pasamos al "country side", era que estábamos entrando a Narnia. Y, honestamente, no parecía chiste. La cantidad de nieve en los árboles y bosques era increíble. El espectáculo era impresionante, paisajes blancos salpicados de algún poco de color gris o ríos casi congelados.
La idea era ir primero a Salisbury, tomar un bus que salía hacia Stonehenge, pasar allí un rato, en las piedras y luego regresar a la estación e ir a Bath Spa, otra ciudad cercana. Pero desde que llegamos a la estación de Birmigham (donde se hacen casi todos nuestros transbordos) empezamos a ver que la cosa no iba a ser tan sencilla, dos trenes cancelados, varias horas de espera y cuando por fin llegamos a Salisbury... Stonehenge estaba cerrado por la nieve.
No nos quedó de otra que recorrer Salisbury, cuya mayor atracción turística era la catedral. Hacia allí nos dirigimos, caminando con mucho cuidado porque la nieve empezaba a volverse hielo, y no es ningún chiste caminar sobre la capa de hielo. Yo ya me caí dos veces de la forma más chistosa posible.
La parte más divertida de este viaje fue ver la cantidad de muñecos de nieve en las calles. Yo ya hice mi primer muñequito de nieve en la primera nevada, pero obvio que me quedó deforme. Estos eran mucho más agradables a la vista y ciertamente mucho mejor construidos.
Salisbury es una ciudad pequeña pero bonita, aunque sólo recorrimos el camino de la estación a la catedral y de regreso, pasamos por varios puntos interesantes. También, y gracias a que ella se metió en un video que estaba haciendo para mi familia, aquí nació una nueva tradición en nuestros viajes: grabar diferentes episodios de un programa titulado "Hola Familia de Kate", con mi querida compañera Ber, quien es la presentadora y va hablando de diferentes cosas que vemos. Son videos bastante graciosos que quizás algún día suba por aquí.
Luego, tomamos el tren a Bath Spa, la siguiente ciudad que visitaríamos. Están relativamente cerca la una de la otra puesto que el tren tomó cerca de media hora en dejarnos en la estación.
De esta ciudad tampoco sabía nada. Sólo lo que me habían contando mis compañeros que en las novelas que ellos leían, Bath Spa era casi siempre la ciudad que se mencionaba como la ciudad de los ricos. Las familias ricas de Londres tienen allí sus casas y castillos. Y es muy cierto que hay unas casas majestuosas. La arquitectura es preciosa y entre los árboles, a las afueras, logramos ver unas fincas grandísimas.
Bath Spa deriva su nombre del antiguo asentamiento romano llamado Aquae Sulis. Las aguas termales que allí brotan fueron usadas por los romanos como baños, y aún se conserva la estructura de dichos lugares. Los baños romanos son una atracción imperdible puesto que cuenta paso a paso la historia de los antiguos romanos asentados en Gran Bretaña, la construcción de Aquae Sulis y su conservación a través del tiempo.
Debajo del edificio principal están las ruinas intactas de los baños y una parte que me gustó mucho fue un pozo de los deseos. Estaba lleno de moneditas que brillaban con la luz de los reflectores que había encima. La foto no le hace mucho honor al espectáculo, pero más o menos así se veía.
Luego seguimos paseando por la ciudad, y encontramos una calle llamada "Gay Street" la cual caminamos hasta llegar a una especie de jardín redondo central rodeado de casas preciosas. Aquí jugamos mucho con la nieve, tanto que hasta una de mis compañeras quedó herida cuando otro le lanzó una bola de nieve que se fragmentó y le dio en un ojo. La cosa no pasó a mayores y seguimos jugando y grabando videos.
El muñeco de nieve más grande que he visto hasta ahora, más o menos de mi estatura. Me habría gustado ver cómo lo construían.
En la noche regresamos a Wolverhampton, pensando que aunque no vimos Stonehenge, pasamos un día divertido. Por cierto, Stonehenge sigue dentro de los lugares que habrá que visitar pronto.