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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuando sale la fiera

A pesar que muchos me conocen como la niña dulce, tierna y calladita hay un lado mío que no dejo salir muy a menudo, pero cuando lo provocan, no lo puedo controlar y he hecho mucho daño: la ira.

Quienes me conocen saben que, en general, mi temperamento es más bien tranquilo. No me gustan las confrontaciones y trato de evitarlas. Me gusta llevar las cosas por las buenas y dentro de los términos más civilizados posible. En caso de peleas, no niego que soy muy vengativa, pero sólo mientras me dure el enojo el cual, afortunadamente, no dura mucho tiempo. De hecho, son muy pocas las personas que me han visto realmente enojada, pero no me he salvado de los comentarios.

Hay ciertos personajes y ciertas circunstancias que activan ese chip neandertal que todos llevamos dentro, y en mi caso lo activan de forma bastante agresiva. Alguna vez escuché que alguien decía: "Téngale miedo a los calladitos porque esos son los que pelan el cobre más feo", y creo que tienen toda la razón. A veces he tenido ataques de ira y/o rabia que me han asustado hasta a mí misma.

Últimamente he notado que esa pequeña faceta de mi personalidad está más sensible que nunca. Me irrito mucho más fácil por cosas que antes no me preocupaban tanto. Yo soy despistada por naturaleza, y eso ha evitado que en más de una ocasión que me estaban agrediendo yo reaccionara como gata enajulada, porque simplemente no les paraba bolas o no entendía que me estaban agrediendo, sin embargo, últimamente como que se me agudizó la atención o se me alborotó la sensiblería. No sé, el asunto es que estoy explotando mucho más a menudo que antes, y a veces por nimiedades.

Hace poco me hicieron el comentario que el hecho de empezar a trabajar y estar económicamente bien me había cambiado. Estuve analizando eso porque conozco muchos casos de personas que eran normalitas y cuando tuvieron la oportunidad de adquirir poder, se enloquecieron y se volvieron tiranos. A veces pienso que posiblemente mi nueva situación me haya puesto en un estado de más poder, pero creo que mi personalidad sigue siendo la misma.

Me llama la atención que estos comentarios se hacen casi siempre cuando no quiero dar algo o cuando reclamo algo que es mío, sea un objeto o un derecho, que me pertenece. Tengo que reconocerlo, antes yo era mucho más tímida, mucho más cobarde para enfrentarme a las personas y estando en la universidad me tocó aprender a defenderme y a dejar de lado tanta timidez. Es posible que en una o dos ocasiones se me haya ido la mano en una confrontación, pero siempre he pedido disculpas si metí las patas o si ofendí a alguien injustamente. Entonces aquí viene el nudo de la cuestión: de mí siempre se espera que pida disculpas y me comporte a la altura de cualquier situación, pero cuando es a mí a quién ofenden o agreden, tengo que entender que los temperamentos son diferentes y no tengo porqué esperar una disculpa.

¿Es o no es esto injusto? esperar que la gente se comporte como uno quiere es injusto, pero ¿no es un gesto mínimo pedir disculpas si cometí un error?. Estos casos me ha tocado vivirlos en mi vida laboral y personal y no me dejan nada contenta. Y lo peor es que no soy capaz de no pedir disculpas si metí las patas ¿porqué la gente es tan fresca y lo omite por completo?

También me da mucha rabia la inconsciencia de algunas personas al momento de tomar una decisión o de realizar una acción. Generalmente cuando yo hago algo, trato de pensar las consecuencias de mis acciones. Dependiendo del tipo de decisión que tenga que tomar, no sólo pienso en lo que eso va a representar para mí, sino para las personas a mi alrededor. No puedo decir que premedito absolutamente todas mis acciones, pero una gran mayoría, en especial las más importantes, las pienso muy bien antes de cometer una locura (sí, incluso cuando quiero hacer daño, lo pienso bien para que no se me vaya a salir de las manos). He tenido muchos descaches, pero de ahí he aprendido. Sin embargo, al resto de personas parece no importarles (está bien, exageré, pero muchos sí son así)y hacen las cosas sin pensar en el daño que eso puede causar.

A pesar que ya se me alborotó la rabiecita, mi premeditación me dice que no puedo copiar esos ejemplos aquí, porque a la larga pueden ser destructivos. Pero no es gracioso que me provoquen la fiera, injustamente y luego sea yo la que tenga que pedir disculpas.

Iba a empezar a contar una cosa y terminé en otra, así que retomo. La fiera últimamente está saliendo mucho más de lo normal, y me pregunto si mi nueva situación tendrá que ver. Yo nunca he considerado que estar en un status "superior" me haga una mejor o peor persona. Yo he vivido momentos duros y momentos de mucha bonanza, y sé que siempre he sido la misma. Para mí el dinero, o la falta de ello (en proporciones, tampoco me las tiro de que sé lo que es la pobreza extrema porque siempre he tenido un techo sobre mi cabeza y comida en mi plato) no es precisamente un problema de marca mayor. Es decir, si hay, bien, se disfruta, si no hay, también está bien: se ajusta el cinturón y se trabaja más duro.

Sin embargo, esa es otra cosa que la gente no ve, que mi "bonanza" la he conseguido con mucho esfuerzo. Justo ahorita hablaba con una compañera sobre el dinero, sobre cómo nos toca trabajar muy duro para conseguir esa plata (en especial en las condiciones de este país), y como algunos vienen y quieren disponer de ella a su conveniencia. El problema es que por ser callada y tranquila, muchos creen que soy boba. Lo mío es mío, fruto de mi esfuerzo y de mi propio sacrificio, y no me parece mal decir que no quiero dar algo que es mío simplemente porque "tu tienes mucho, deberías compartir".

Yo me considero una persona generosa, a mi modo, y no veo que tenga nada de malo enfocarme en mi misma, en darme gusto a mí misma y en disponer de lo que yo gano como yo quiera. Bueno, al parecer mi nueva posición si alborota a la fiera, porque es precisamente ese el tema que hace que ella salga: cuando intentan oprimirme o no me dejan hacer las cosas a mi manera. No lo digo como niña malcriada, sino que yo también necesito aprender a cometer y a superar mis propios errores, y a fin de cuentas, mi vida es mía, y tengo que aprender a responsabilizarme por ella. Esto conlleva el nacimiento de una faceta (fiera) que no es tan agradable para el mundo exterior, pero que es mi forma de protegerme y de pelear por lo que es mío. No será muy elegante, pero es mi forma de expresión, es mi mecanismo de defensa. ¿También por eso debo pedir disculpas?

1 comentario:

  1. Las personas tienden a tildar de egoístas a aquellas que hacen respetar sus derechos y sus decisiones. Yo lo que pienso es que el trabajo te ha hecho madurar un poco más y a ser más fuerte y quizás los que te hacen ese tipo de ocmentarios estaban acostumbrados a una Kate más sumisa y por eso ahora te critican. Personalmente no le veo nada de malo, como dices tu vida es tuya y la vives omo mejor te parezca. Besos.

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