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jueves, 30 de diciembre de 2010

David

Te prometí que te iba a escribir un post. Y aunque es difícil, aquí va.

No recuerdo muy bien cómo empezó nuestra amistad. Sé que nos conocimos cuando entré a la universidad y que un día cualquiera empezamos a hablar. Al principio el contacto era muy formal, ¿cómo está?, bien ¿y usted?, pero con el tiempo ya fue llegando la confianza (ni tanto, casi rapidito). Recuerdo que chateabamos mucho (y mucho es mucho). Recuerdo que hacíamos tareas virtualmente y discutíamos trabajos virtualmente. También recuerdo que fuiste tu quién me invitó a hacer parte del grupo de investigación (prometí hacer un post, no que no quedara ñoño) y que me enseñaste muchísimas cosas sobre investigación, metodología y que no todo se hace "como yo digo, porque yo digo".

Recuerdo mucho que hablabamos sobre nuestros problemas, nuestras formas de ver el mundo y nuestras experiencias. También recuerdo mucho todo lo que hablamos, tranquilamente podemos empezar hablando de traducción, continuar peleando por una coma, acordarnos que teníamos un chisme, discutir el por qué pasó ese suceso, vincularlo con alguna teoría psicológica, reirnos porque ninguno sabía nada sobre el tema, relacionar la conversación con algo que pasó antes y luego reirnos porque no se nos acaba el tema. Luego de la risa, retomar la conversación con algún chiste y continuar hablando hasta que nos mandaban a callar o ya nos teníamos que ir (aplica para las otras integrantes de TAV).

¿Cómo olvidar las peleas? ninguno de los dos tiene temperamento suave, y ambos somos igual de tercos cuando algo se nos mete en la cabeza. Sin embargo eres una de las pocas personas con quien peleo, pero no por ello se compromete la relación.

No sé cuándo empecé a considerarte mi amigo. Entre los miles de chats, las miles de salidas, las miles de peleas y reconciliaciones. En algún punto, empezaste a ser una persona muy importante en mi vida.

Admiro demasiado tu inteligencia y tenacidad. Tan jóven y con tantos logros. Tan jóven y con tanta experiencia. Tan jóven y tan centrado. Tan jóven y tan viejo (en el buen sentido de la palabra).

Este año has sido mi más grande apoyo y compañía, sé que también te he acompañado mucho y te he apoyado bastante. Sin embargo, continúas con tu camino, bastante lejos de aquí, y no puedo siquiera empezar a decirte cuánto te voy a extrañar. Me alegra inmensamente el logro que hoy adquieres, pero ese mismo logro representa mi más grande tristeza porque se lleva a la persona a quien más admiro y quiero, con quién más he compartido, quién me conoce y me tolera.

Sin embargo, no es tiempo de lágrimas, es tiempo de alegría porque vas detrás de tus sueños. Porque es el cierre de un ciclo y el inicio de uno nuevo que, estoy segura, traerá muchos más éxitos a tu vida.

Te deseo lo mejor en esta nueva etapa que comienzas, y recuerda que son muchas las personas que aquí estaremos para apoyarte y animarte, y que nos sentimos orgullosas de contarte como nuestro amigo.

4 comentarios:

  1. Ah! Qué belleza Kathe. Como por millonésima vez, muchas gracias, gracias infinitas por todo. También te quiero mucho, también me vas a hacer mucha falta, también te deseo lo mejor.
    Un abrazo y pues, como siempre, seguimos hablando ;)

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  2. Que porque te quiero te aporrio, que yo soy más inteligente, que yo tengo la razón, que te voy a extrañar pero no te lo digo porque soy fuerte, que vamos a ver una película... mmmm esta es una historia de amor de dos almas gemelas: Kathe y David.

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  3. A ver señorita!!!... no enrede las cosas!!!

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  4. Ahhhhhhh que bonitooo! me perdonan que me meta en esta relación, pero casi casi lloré!!!!!!!!!!! David buen viento y buena mar, de acuerdo con Katy en que tan jóven y tannn..... realmente de admirar!!!!!!!!!

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