Aquí comparto con ustedes mis impresiones sobre el mundo en el que vivo... un poco de todo.
domingo, 23 de mayo de 2010
Sobre los casinos
Aunque siempre tuve curiosidad de conocer como era un casino y dije que cuando cumpliera los 18 años iba a ir a uno, nunca se me había presentado la oportunidad, hasta el año pasado que conocí a alguien muy cercano a ese mundo.
En realidad nunca he jugado (me da un ataque si pierdo 1000 pesos, ni me quiero imaginar perder diez, veinte, treinta mil o más!!, además tampoco sé jugar y los dealers son muy rápidos) pero siempre me siento cerca de los jugadores "para aprender" y me impacta demasiado la forma simple y sencilla que tiene la casa para quitarte la plata.
Hace poco conocí a otras personas que también andan muy involucradas con el mundo de los casinos y he estado sumergiéndome en ese mundo (sin apostar) y me gusta mucho porque he tenido la oportunidad de hacer un pequeño análisis de lo que más me llamó la atención.
Un ambiente de casino está diseñado para que te enfoques en el juego y no te preocupes de nada más. Empezando, las luces son tenues, para causar adormilamiento, un dulce sopor que disminuye la capacidad del cerebro para reaccionar rápidamente. Las ventanas son oscuras para que no tengas control del paso del tiempo ni del mundo exterior, es decir, puede ser noche o día y dentro del casino sólo está el tiempo del casino. Se te proporciona comida y bebida "gratis" (por lo menos para mi sí es gratis jeje) para que te mantengas con energía suficiente para seguir jugando, pero no mucha para que no despiertes.
La música siempre es estimulante, música de parranda, alegre y pegajosa, no muy duro para poder hablar, pero lo suficientemente fuerte para no querer hacerlo.
Una cosa que me llamó mucho la atención es que las bebidas alcohólicas no se sirven en el bar sino en las mesas de juego (obvio, a un borracho se le quita la plata mucho más fácil) y la gente lo acepta sin chistar.
Sobre las personas que frecuentan un casino... es difícil explicar porque aunque comparten ese gusto por el juego, tienen tantas facetas que son difíciles de encasillar, sin embargo hay algo que he notado que es un denominador común... y que, obviamente, es un requisito para frecuentar un sitio de apuestas: son temerarios y no les da miedo perder.
No sé si esa frase explique el comportamiento, pero es la única que encuentro que resume lo que he visto (que tampoco es mucho... no crean que me la paso metida en casinos porque la verdad que después de un rato me aburren) pero esta gente sencillamente no le tiene miedo a perder. Es decir, ya les dije que a mí me da un ataque perdiendo mil pesos, pero ellos vienen dispuestos a perderlo todo con tal de recuperar mucho más... este impulso irresistible de jugar (sea por querer sentir la adrenalina, o por recuperar lo perdido) es común en todos ellos y hace que se les olvide cosas tan sencillas como que "la casa siempre gana".
Después de un rato de estar en un casino (sobria y sin jugar) uno empieza a ver como le cambia la cara a las personas... empiezan a ensimismarse y a adentrarse en la espiral atrapante del juego.
Los dealers (los que reparten) son dignos de admirar, tienen una agilidad con las manos y mentalmente una rapidez increíble para hacer los conteos. Quizás eso se aprenda con el tiempo y se vuelva común, pero yo estoy en la etapa de quedarme boquiabierta con todo lo que veo. Ellos trabajan con sus manos y éstas se mueven de una forma increíble. Tienen que repartir, dar y quitar las fichas y mostrar su mano al "ojo del cielo", el que todo lo ve (las miles de cámaras de seguridad que están en los techos y velan porque nadie vaya a quitarle nada a la casa).
Uno diría que para qué se va a un casino si siempre se va a perder... el problema no es cuando se pierde sino cuando se gana. En un momento dado el juego se puede volcar a tu favor y empiezas a emocionarte... entonces rápidamente cambia y es cuando entra ese sentimiento del que hablaba antes... a jugárselo todo con tal de recuperar eso que nunca te perteneció, pero que ya te hace falta cuando lo pierdes.
Estar en los casinos me recuerda a ese cuentico de Edgar Allan Poe: "La máscara de la muerte roja"... siento que todos están expectantes y de tanto en tanto los ánimos suben... hay emoción...expectativa... pero luego se dan cuenta que no es nada.. y vuelven a su estado de adormecimiento... para repetir el ciclo varias veces en la noche.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Interesante análisis Kate, alguna vez fuí a uno pero nunca me había detenido a detallarlos.
ResponderBorrarThat’s excellent to hear, since the banning of USA citizens being unable to play has left a slump for those that promote online casino affiliate programs. Very informative article, thanks for sharing!
ResponderBorrar