Ahh... los piropos...
¿Quién no se ha sentido halagada cuando caminando por la calle, en una reunión, o en cualquier otro lugar es blanco de una de esas composiciones lingüísticas que recogen los más bellos adjetivos destinados a causar admiración (o en el peor de los casos, envidia) de los presentes?
Piropos hay de muchos tipos: los piropos de los abuelitos, que casi siempre hacen parte de poesías y canciones de antaño. Piropos juveniles, los piropos de aquellos púberes tímidos que buscan llamar la atención y halagar a la persona que les quita el sueño. Piropos de los amigos, piropos de la familia, etc.
Sin embargo, en las calles de la ciudad pulula un piropo que todas reconocemos y, aunque no queramos admitir, nos gusta porque nos hace sentir bellas y deseadas (incluso en el peor de los días), sí, estoy hablando del piropo obrero.
Esa expresión la leí por primera vez en la revista Zape Pelele (no sé si aún exista) y como con casi todo su contenido, no pude parar de reírme. En este apartado hablaban de cómo a las mujeres nos gusta secretamente el piropo obrero, porque es el único que nos levanta el ánimo (así digamos "ay que tipo tan grosero!"). Porque cuando salimos a la calle como chancletas (y en chancletas) ellos nos hacen sentir las reinas del momento, con la calle como pasarela y la obra de construcción, el jurado.
Yo he escuchado unos piropos buenísimos, unos vulgares que lo dejan a uno sintiendose como un objeto, los más rebuscados, que se inventan en el momento, y los que se sacan de cuentos o se trillan. Rondando por Internet se podrán encontrar muchos, he aquí unos cuantos de los que me han dicho que me han dado muchísima risa:
"Uy mamita, si como camina cocina me le como hasta el pegao"
"Están cayendo ángeles del cielo" (este fue de un viejito todo tierno, pero igual me dio mucha risa)
"Mija, te saco un hijo" (este fue cuando estaba en la costa)
"Mona venga, ¿usted porqué es tan bonita?"
"Mona venga, escríbame su teléfono en este palo (!!!) y la llamo ahorita"
"Ehh avemaría si así es verde como será madura "
Y el ganador de todos, me lo dijo un señor obrero de una construcción que quedaba llegando a mi antigua casa. Me tuve que sentar porque la risa no me dejaba caminar y creo que lo achanté, pero es que fue demasiado ingenioso:
"Adios flor de cocuyo, que todo lo que me cuelga es tuyo"
Luego encontré que este piropo es sacado de un cuento que se llama "Flor de Cocuyo" de la puertorriqueña Magali García Ramis.... el primer piropista obrero letrado!!
Habia una vez una vieja tan fea, tan fea que paso por una construcción y un taller y no le dijeron nada.
ResponderBorrarHabia una vieja tan fea, tan fea que paso por una construcción y un taller y no le dijeron nada.
ResponderBorrarJajajaj, ay no Kate, tan charra vos, dizq ingenioso, jajajaj, horrriiiibbleee :P ¿En serio te le reiste ahí mismo? ¿y él qué cara ponía?
ResponderBorrarUff me reí demasiado, el señor me miró primero como ¿a esta loca que le pasa? y luego se achantó y se fue de ahí... es que lo más chistoso fue la forma como lo dijo y la cara que puso... me acuerdo y todavía me da risa :D
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